Este es un cuento Zen, acerca
de un joven discípulo de carácter iracundo que no sabía cómo no ser el blanco
de agresiones cada vez que salía del monasterio e iba al centro de la ciudad
para hacer las compras de la semana, en la cuadra del mercado, había una casa
en donde se reunían siempre, unos jóvenes de mal carácter y busca pleitos.
Estos jóvenes veían en el
discípulo, la posibilidad de descargar toda su agresión, porque sabían que éste
no reaccionaría debido a su voto de no-violencia.
El joven discípulo no tenia la
necesidad de reaccionar con violencia hacia ellos, pero la ira y la impotencia
de ese trato, crecían cada día más.
Le preguntó a su maestro, por
este motivo cómo sanar estas emociones que lo hacían sentir mal, el maestro
hizo una tierna sonrisa y con la mirada de un alma sabia, le dijo:
-Mi querido discípulo: ¿Ves el
tacho en donde se depositan los residuos internos del monasterio?.
-Sí, lo veo, le dijo él joven,
sin comprender a qué se refería su maestro.
El maestro le dijo:
– Como cada día, cuando ese
cesto de basura se acumula hasta llenarse y salimos a depositar esos desechos
en el tacho de basura colocado fuera del monasterio, mucha gente actúa en relación a los demás descargando su
basura interna y los consideran sus tachos de basura externos.
No entienden que descargar sus
frustraciones, rabias, enojos en los demás, no es el lugar correcto y si tú los
dejas, vaciarían su basura en ti.
Cuando alguien quiera vaciar
su basura en ti, no te lo tomes como algo personal, reaccionando como si esa
basura fuera tuya y tú fueras “el tacho externo” de ellos.
No tiene nada que ver contigo,
ya que tú eres valioso, haz crecer tu estima comprendiendo tu valía y modifica
tu actitud ante la vida.
Las personas sentimos enojo,
rabia, ira y una serie de emociones. Cuando sientas eso, descarga esa energía
caminando, corriendo, cantando, practicando yoga, ¡sé creativo!, por suerte
existen muchas maneras de depositar esas emociones bajas en sitios externos que
no provoquen daño a otra persona.
Elige siempre ser quien eres:
Amor incondicional. Ellos actúan así porque se han alejado de su ser esencial.
Tú en cambio, sé inteligente y actúa relacionándote con los demás comprendiendo
que en lugar de reaccionar puedes responder con amor mediante el silencio interno,
sonriendo y siguiendo tu camino. Cambia tu actitud y la ira pasará.
Habría que agradecer el
ejercicio que nos proporciona cualquier agresión eventual, el desafío a nuestro
crecimiento llevándonos a practicar el vacío y la unidad con un TODO más vasto
que las pequeñas miserias, guerra y conflictos que acumulamos en la vida
diaria.
“Como una sólida roca no se
mueve con el viento, el sabio permanece calmo ante la calumnia y el halago-
”Buda.