jueves, 29 de noviembre de 2012

DIOS Y EL GRANJERO



Cuentan que hace años Dios decidió bajar a la Tierra, para percatarse de cómo andaban
las cosas, viéndolas y sintiéndolas tan de cerca como los mismos hombres.
Decidió vestirse de blanco y entrevistarse con el hombre más inteligente de una  
comunidad  de granjeros.  Los sabios de aquella región escogida dialogaron a fin de
 designar a uno de  ellos para la gran entrevista, que se llevaría a cabo en la cima de la 
montaña más cercana.  Se eligió a un granjero viejo al cual le encargaron algunos 
cuestionamientos para ser plantea dos al creador.   Aquel viejo se armó de valor y se 
acercó a la luz blanca donde estaba Dios. Con voz nerviosa empezó a decirle:
Puede ser que seas Dios y que hayas creado este mundo. Probablemente has hecho
todas las cosas bien,  pero por lo que yo he aprendido en los campos, tú no sabes nada
de agricultura; qué bueno que has bajado a la Tierra a enterarte, porque  tienes cosas
que  aprender y rectificar.  Con gusto me pongo a tu disposición afirmó Dios. Escucharé
tus  consejos y todo lo  que señales me interesará.  Yo creo -contestó el anciano- que 
hay muchos errores en eso de los ciclos de la luna, el sol y las estrellas; en lo   referente
a las tempestades y terremotos, peropara no abrumarte, los sabios de mi pueblo 
sugieren que nos  des el tiempo  de un año, y las cosas se hagan a nuestra manera.  
Veremos  lo que pasa, estamos seguros de que al corregireso, nadie en el pueblo 
Padecerá  pobreza. ¿Qué es lo que piden? -preguntó el Altísimo. Que en estos doce
 meses no  queremos truenos, ni nubarrones, mucho menos ventarrones, , ni plagas
 para las   cosechas, ni demasiado calor.  Queremos que todo sea confortable para
 la tierra,  perfecto para el trigo,  los  viñedos y las flores.Dios estuvo de acuerdo con las 
peticionesy condiciones del granjero.  Se fueron cumpliendo una a una. Todo fue 
confortable, cómodo, a favor; el sol cálido, la lluvia dulce y mansa,  todas las cosas 
eran lógicas y perfectas, el  trigo y las plantas crecían mucho más que en años
 anteriores.  Al término del plazo, Dios se presentó los campos del granjero. Este
 orgullosamente le dijo:   Mira, Señor, ¡Cómo van de bien las  siembras! Observa y
 toma consejo sobre lo que son buenas cosechas. 
Esta vez los frutos de todos sí valdrán la pena, por muchos años tendrán bastante 
comida aunque no trabajen. Pero llegó el tiempo de levantar las cosechas, y ante la 
sorpresa  de todos los pobladores de la región, la vaina  no tenía trigo, las naranjas
estaban insípidas, las rosas carecían de aroma. ¡Señor! -preguntó el granjero-. 
¿Qué pudo haber pasado para que todo sucediera así?  -El error estuvo -contestó Dios
en que eliminaron los elementos naturales que dan la fuerza   con la que germina  y
crece la semilla.  Los ventarrones, los truenos y los relámpagos son indispensables 
para madurar el alma  de las cosechas.  

* Autor desconocido *